La depresión por cambios de estación puede aparecer justo cuando los días se alargan y el clima mejora, sorprendiendo a quienes esperaban sentir más energía y ánimo en primavera.
Aunque para muchos esta estación representa renovación, para otras personas es el inicio de un periodo desafiante para su salud mental, marcado por síntomas como cansancio, apatía o irritabilidad.
La ciencia ha comprobado que el aumento de horas de luz en primavera altera los ritmos circadianos y la producción de hormonas como la serotonina y la melatonina, claves para regular el sueño y el ánimo. En este artículo te contamos cómo los cambios de estación afectan el estado de ánimo, qué señales debes observar y por qué la primavera puede generar ansiedad y depresión en algunas personas.
No es un mito ni una exageración. Existe una relación directa entre los cambios de estación y trastornos del ánimo, como la ansiedad y depresión en primavera. De hecho, según datos recientes, hasta un 13% de la población podría experimentar síntomas vinculados al llamado trastorno afectivo estacional, un tipo de depresión que se manifiesta con la llegada de la primavera o el verano, aunque suele asociarse más a los meses fríos
Por otro lado, diversos estudios y especialistas señalan que esta aflicción afecta con mayor frecuencia a mujeres y adultos jóvenes, así como a quienes tienen antecedentes de trastornos afectivos o familiares con depresión o bipolaridad.
En primavera, este cuadro puede manifestarse con insomnio, irritabilidad, pérdida de apetito o incluso agitación, síntomas que a veces se confunden con estrés o un trastorno ansioso depresivo. El impacto no se limita al ámbito personal: las dificultades para concentrarse, el cansancio y los cambios de humor suelen afectar las relaciones familiares, de pareja y laborales, haciendo que la vida cotidiana se vuelva cuesta arriba.
No existe una única receta para prevenir el trastorno afectivo estacional, pero diversos especialistas y estudios coinciden en que ciertas rutinas y hábitos pueden marcar la diferencia, sobre todo cuando se integran de manera constante en el día a día.
A continuación, te compartimos recomendaciones accionables validadas por expertos:
Mantener horarios regulares para dormir y despertar ayuda a estabilizar el reloj biológico.
Es clave exponerse a la luz natural, especialmente por las mañanas, ya que la luz solar regula la producción de serotonina y melatonina, fundamentales para el ánimo y el sueño.
Una dieta equilibrada, con un buen consumo de frutas y verduras, contribuye a mantener estables los niveles de energía y el ánimo.
La actividad física, aunque sea moderada (como caminar 30 minutos al día), tiene efectos positivos comprobados sobre el bienestar emocional, ayudando a reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño.
Dedicar tiempo a actividades que resulten agradables o relajantes (leer, escuchar música, practicar mindfulness o simplemente dar un paseo al aire libre) permite reducir la sobrecarga mental y mejorar la conexión con uno mismo.
El autocuidado no es egoísmo, sino una estrategia para fortalecer la salud mental ante los cambios de estación.
Hablar abiertamente sobre lo que sientes con personas de confianza puede aliviar la carga emocional. Mantener y fortalecer la red de apoyo familiar y social, o sumarse a grupos de acompañamiento o actividades comunitarias, disminuye la sensación de aislamiento y permite recibir contención oportuna.
Es natural que todos tengamos altibajos emocionales, pero cuando los síntomas asociados a este trastorno interfieren con la vida diaria, es fundamental consultar con un especialista.
Algunas señales de alerta incluyen:
Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día
Dificultad para realizar tareas cotidianas
Cambios marcados en el sueño o el apetito
Irritabilidad, ansiedad o desmotivación persistente
Pensamientos de desesperanza, vacío o incluso ideas suicidas
Si notas que estos síntomas persisten más allá de un par de semanas, o si se intensifican al punto de afectar tu desempeño laboral, académico o tus relaciones, lo indicado es pedir una evaluación médica.
Según los expertos, el psiquiatra es quien puede realizar el diagnóstico y orientar el tratamiento más adecuado, que puede incluir psicoterapia, medicamentos o luminoterapia, dependiendo de cada caso.
Además, para recibir orientación inmediata, puedes comunicarte de forma gratuita a la Línea Salud Responde del MINSAL al 600 360 7777, disponible las 24 horas del día. Allí, profesionales de la salud mental pueden orientar y derivar según cada necesidad.
Las consecuencias de este trastorno no solo afectan a quien la padece, sino también a su entorno cercano. Por eso, la prevención y el acompañamiento de la familia, amigos e incluso empleadores son fundamentales para promover el bienestar y evitar que los síntomas se agraven.
Informarse y eliminar prejuicios: entender que la depresión estacional es un fenómeno real, validado por la ciencia, ayuda a evitar juicios o frases como “anímate” o “es solo flojera”. Un entorno informado transmite comprensión y confianza.
Escuchar activamente: acompañar no siempre significa dar consejos; muchas veces basta con escuchar sin interrumpir ni minimizar lo que la otra persona siente. Mostrar interés y preguntar cómo se encuentra puede marcar la diferencia.
Fomentar rutinas saludables compartidas: proponer actividades al aire libre, invitar a caminar, preparar comidas juntos o mantener rutinas de sueño puede ser un soporte práctico y emocional. El acompañamiento no es invasivo, sino una oportunidad de generar bienestar en la comunidad.
Respetar los ritmos y no forzar: no todas las personas desean hablar o socializar de inmediato. Respetar los tiempos, evitar presiones y dejar siempre la puerta abierta a la comunicación es clave para no aumentar el malestar.
Promover la búsqueda de ayuda profesional: animar, con cariño y sin imponer, a consultar con especialistas cuando los síntomas interfieren en la vida diaria. Puedes ofrecerte para buscar información, acompañar a una consulta o, simplemente, estar presente en el proceso.
En el ámbito laboral y educativo, es importante que empleadores, docentes y compañeros de trabajo estén atentos a cambios de ánimo, bajo rendimiento o ausentismo, y promuevan una cultura de apoyo y respeto a la salud mental. La empatía y la flexibilidad pueden prevenir situaciones de mayor vulnerabilidad
Si tú o alguien cercano está atravesando una depresión por los cambios de estación, recuerda que no estás solo: pedir ayuda es un acto de valentía y autocuidado. Nuestro propósito es que puedas vivir con tranquilidad, confianza y bienestar, en cualquier época del año.